EL TEATRO ROMANO
La influencia del teatro
griego sobre el romano es muy grande, de manera que, prácticamente, es una
continuación. Roma, desde el siglo II, construía sus teatros copiados del
modelo griego, con una diferencia sustancial en su construcción: Grecia
construye su graderío aprovechando una ladera y Roma construye el edificio
completo.
En el año 55 antes de J. C.,
Pompeyo mandó edificar el primer teatro de piedra al aire libre, igual en todo,
exceptuando el hecho de ser la escena de mayores dimensiones al modelo
helénico.
Desde el año 135 antes de J. C., se usó un telón -el auleum- que, al dar comienzo la representación, descendía dentro de una cavidad situada delante del escenario.
Los coliseos reproducen el
modelo del theatron griego, pero mejorado al aplicarle un rigor geométrico
cuyas bases fueron minuciosamente analizadas por Vitrubio.
El hemiciclo es ahora una
semicircunferencia que tiene por diámetro el borde exterior del proscenio, que
es más largo, más ancho y menos elevado que el "logeion" helénico.
El muro de la escena, abierto
por sólo tres puertas.
La orquesta -el coro ya no
existe-, ha sido reducida a la mitad y está ocupada ahora por los imponentes
sitiales de los senadores. Dos palcos (uno reservado al emperador y a los
grandes personajes, y el otro, a la emperatriz y a las vestales) sobresalen en
los dos extremos del proscenio. Los graderíos, ocupados por la plebe, están
provistos de escalinatas; los vomitorios conducen a las galerías practicadas en
el espesor del muro de cerramiento, magnífico también con sus adornos de
columnatas y pilares esculpidos, con vestíbulos y pasadizos cubiertos, rodeados
de jardines. Durante los días calurosos, un inmenso velum, hecho de tejido de
lino, teñido a veces de púrpura, se extiende sobre el hemiciclo para proteger a
los espectadores de los ardores del sol
Por lo demás, nada ha
cambiado: tal como en Grecia, dos salientes limitan el proscenio por ambos
lados; las construcciones que se levantan detrás del escenario sirven para
alojar a los actores, facilitan sus entradas y salidas y se emplean como
almacenes; se mantiene la misma concepción del decorado, y manejan idéntica
maquinaria; los trajes para los intérpretes son similares, aunque en adelante
éstos llevarán siempre la máscara.
En cambio, la parte ornamental
se ha desarrollado en gran manera. El primer piso del escenario está revestido
con fachadas de templos, palacios, columnas y estatuas; colgaduras suntuosas y
muebles de marfil, oro y plata aparecen cubriendo el proscenio y el telón suele
ir tapizado de figuras y de arabescos..
El teatro greco-romano nos
llega sin el aparato escenográfico y nos emociona con la desnudez pura de la
voz humana. A lo largo de los escritos de Aristóteles, comprobamos como éste
vitupera a los malos trágicos que buscan la emoción de su público, no por medio
del sentimiento o la fuerza de la expresión, sino por los trajes, las
decoraciones o la escena. No es difícil ver en este vituperio una acusación de
herejía en relación con el espíritu clásico, que establece como supremo valor
teatral la Voz del personaje.
La escenografía, en este
momento, forma más parte de la construcción que del decorado, más del entorno
propio, de la delimitación espacial de donde se realiza la obra, que de la
propia obra, pues la escenografía existente prácticamente es igual para todas
las obras representadas.
La magnificencia de los
coliseos, la ornamentación y su riqueza visual, es propia del mundo romano,
donde el teatro se ha convertido en un espectáculo de masas, más que en una
tradición culta y religiosa, tal y como la establecía la cultura helénica.
Es curiosa la evolución que
tiene el arte del teatro, tal vez como todas las artes, pues nace de actos
“involuntarios” del grupo social, de ritos, de costumbres que se pierden en la
memoria, y de cómo se recopila, se modifica, se altera, para pasar de ser un
acto litúrgico, a ser un acto lúdico, de la sobriedad de la fe, a la
espectáculo circense.
(continuará)
ESTAS SON MIS FUENTES:
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