ACTORES
Aunque en un
principio todos los actores eran hombres, a partir de 1650 se incorporó la
mujer asentándose muy pronto en esta actividad, una vez pasada la lógica
polémica inicial. Progresivamente se va pasando de los actores improvisados
para la ocasión a los actores que se preparan para la actuación, se estudian el
personaje, incluso se preparan para asumir un personaje adecuado a sus
posibilidades y que llevarán a escena en diferentes obras.

Como ejemplo de
esta incipiente profesionalización del actor veamos las recomendaciones que,
para los actores, contiene la pieza “Pedro de Urdemalas” (Cervantes 1915): “Para
aprender más rápidamente de memoria, los actores leían el texto uno al otro en
voz alta (es un detalle curioso que esto fue imprescindible para aquellos
actores, sobre todo femeninos, que no sabían leer). Después de esta primera
fase, se ensayaba la realización escénica, incorporando gestos y
movimientos. En cuanto a la recitación,
se requiere que el actor maneje con inteligencia los versos, que sepa apreciar
el valor de ellos, sin que el público se diera cuenta de los esfuerzos del
estudiar y aprender de memoria los versos. El actor debía de actuar, además,
según la edad, el temperamento, el estado social de la figura que representa y
alcanzar un juego libre de afectos y emociones, que le permita penetrar en el
mundo de los sentimientos de las figuras y experimentar él mismo los afectos y
emociones para poder transmitirlos al público.”

Todo esto
contribuye a que las compañías presenten un perfil más estable con una
organización especializada y consolidada. Fundamentalmente, se pueden
distinguir dos categorías de compañías en la España del Siglo de Oro: las
compañías de título o reales, que funcionaban de modo estable y, generalmente
asociadas a uno o a pocos recintos (a modo de compañía estable) y las compañías
de la legua, las que recorrían el país actuando por los pueblos y que a menudo
completaban el reparto con gentes de la localidad en la que representaban.
La compañía se convierte en una estructura sólida y, muchas veces,
familiar (galán y primera dama suelen ser el autor y su mujer, y la dirección
se transmite de padres a hijos). A la cabeza se encuentra el autor de comedias
como director.
Esta era la agrupación más completa y más organizada la que corresponde
a las Compañías de títulos.
Las Compañías de
la legua tenían una composición más variada y de acuerdo a ella recibían sus
distintos nombres:
- gangarilla (3 o 4
hombres incluyendo un músico)
- cambaleo (1 mujer
y 5 hombres)
- garnacha (5 o 8
hombres, 1 mujer y 1 muchacho)
- bojiganga (6 o 7
hombres, 2 mujeres y 1 muchacho)
- farándula (x hombres
y 3 mujeres)
La consideración social de los actores y actrices nunca fue muy buena:
los matrimonios y emparejamientos se hacían generalmente entre hombres y
mujeres de la farándula, por lo que formaban un grupo un tanto al margen de la
sociedad de su tiempo. De hecho, la Iglesia no permitía que fuesen enterrados
en sagrado
El intérprete perfecto queda definido en unos versos del “Pedro de
Urdemalas” de Cervantes:
De gran memoria,
primero;
segundo, de suelta
lengua;
y que no padezca
mengua
de galas es lo
tercero
MIS FUENTES
https://lawebdelacultura.com/teatro/como-era-el-teatro-en-el-siglo-de-oro/
https://www.unprofesor.com/lengua-espanola/teatro-en-el-siglo-de-oro-espanol-caracteristicas-principales-2842.html
https://www.google.com/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=&ved=2ahUKEwjciKSUjKPxAhVRKBoKHco2CIUQFjAZegQIERAF&url=https%3A%2F%2Frua.ua.es%2Fdspace%2Fbitstream%2F10045%2F52005%2F3%2F31538-Curso-15-16.pdf&usg=AOvVaw2-VIV0bjiQ4OzjZz3jdaTa