TEATRO POR DENTRO: LA COMEDIA DEL ARTE VI

ACTORES

Los actores, disponían de un amplio margen para la improvisación, pero ejercían como verdaderos profesionales estudiando sus guiones con todo rigor, ensayando sus trucos y artes a aplicar a aquella obra y creando el texto adecuado.
Existía la tradición del paso de papeles de padres a hijos, o de maestro a discípulo; comúnmente el actor se especializaba en un personaje al que aportaba su experiencia y lo enriquecía y modelaba durante toda una vida. De ahí que la máscara no era una incomodidad sino que, además de aportarle una característica de reconocimiento, ocultaba la verdadera edad del actor

Cara actor memoriza un abanico impresionante de metáforas, sentencias, monólogos, diálogos, canciones, poemas y fragmentos que puede incluir o introducir cuando lo crea conveniente en la comedia. Su culta formación literaria tiene que acompañarse de una gran agilidad y una viva imaginación y combinarlo con un humor y lleno de actualidad.

Aunque los intérpretes iban bastante por libre, pudiéndose decir que además de actores eran dramaturgos, las compañías tenían una especie de director de escena que era el que daba unas ideas claves del tono, de la duración de las actuaciones, del orden y del lugar de salidas u entradas….un sistema de ejecución. Ese director, denominado concertadore, o corago, o capocomico, era también uno de los intérpretes, generalmente el principal.

Dada la buena aceptación de estos espectáculos debían representar varias obras distintas en cada población lo que obligaba a tener un amplio repertorio. Para sostenerlo los actores debían memorizar más argumentos que diálogos, los cuales ya surgirían de la creatividad del actor en el momento oportuno. Todo lo cual hacía que fuera precisa la dedicación total lo cual hacía necesario compartir labores de intendencia, transporte, hospedaje… dando lugar a la formación de Compañías que estaban formadas por unos 10 ó 12 integrantes, pudiendo utilizar, en cada pueblo, lo que hoy llamaríamos “extras”.

Hubo Compañías famosas que se conocían por su nombre: «Los fieles», «Los confidentes», «Los celosos», «Los deseosos»…

Como ahora, el espectador conocía los interpretes principales de cada compañía a los cuales identificaba junto al personaje que solían representar y por sus habilidades (“ARTE”), algunos eran celebrados y aplaudidos en cuanto salían a escena.

En resumen el actor de La Commedia debió ser buen bailarín, tener conocimientos musicales y de versificación, gran capacidad para la improvisación, la gesticulación, sobre todo un gran mimo y en muchas ocasiones un acróbata