ESCENOGRAFÍA ACTUAL 1
Escenografía mecanicista:
La reacción contra el abarrocamiento de la
escenografía naturalista basada en el realismo, iniciada con los ballets rusos
y llevada a sus últimos fines por Reinhardt, surge y se desarrolla con especial
fuerza en Francia y Rusia a través del llamado "teatro de
vanguardia", en el que la escenografía se ve reducida a un mero elemento
auxiliar de la representación y aun del actor que es el que asume toda la
importancia de la representación.
Forman la escenografía unos escasos elementos
de tipo mecanicista, especie de esqueleto sobre el que el propio espectador
debe completar mentalmente el decorado, como medio de establecer la íntima
comunicación entre espectador, actor y representación.
El decorado simplificado, reducido a sus
líneas esquemáticas conserva todavía gran importancia en el concepto de
algunos, que consideran que la escenografía retiene en exceso la atención del
espectador y estorba la escena en perjuicio del actor. Sólo unas cuantas
indicaciones bastan para crear el ambiente: no hace falta nada más. Un
escenario casi desnudo sólo con lo indispensable.
En el decorado anulado, última consecuencia
del decorado simplificado, se rechaza todo lo falso: "decorados de oropel,
guiñapos de cortinas, bastidores, bambalinas, cosméticos y maquillajes".
Es necesario que el espectador "aprenda a admirar al actor hasta en su
traje de diario trabajo, en el que pueden lograr la mayor libertad de
movimientos;
es necesario también que la escena esté
desnuda en toda su amplitud para que no pierda una sola pulgada de su
extensión;
es necesario que el decorado sea reducido al
rango de un esqueleto arquitectónico convencional y
que su papel se limite a una especie de utensilio que permita y favorezca el
trabajo de los actores, sus pasos, sus saltos y sus escalamientos".
Escenografía rusa:
En el teatro de vanguardia ruso se ha ido más
lejos aún; el decorado escenográfico clásico es desdeñado por buen número de
directores de escena que, bajo el enérgico impulso de Meyerhold, no tienden ya
más que a realizar una escenografía esquemática, ingeniosamente construida, en
relación a las evoluciones del actor.
Sobre el escenario desnudo se erigen
combinaciones de plataformas, escaleras y superficies móviles mecánicas
destinadas, ante todo, a proporcionar a todo lo largo, ancho y alto, puntos de
apoyo para las evoluciones de los comediantes. El actor mismo se convierte en
una especie de máquina pensante, cuyos engranajes han sido preparados mediante
ejercicios metódicos para que su poseedor pueda dar el mayor rendimiento.
Todo va dirigido ciertamente para entroncar
con la más pura tradición teatral, que se remonta al tablado primitivo con sus
acróbatas y sus actores. Es un nuevo punto de partida para la renovación del
teatro.
Bertold Brecht:
Creador del Berliner Ensemble, una de las
compañías más grandes y equilibradas que han realizado teatro en los últimos
tiempos, Brecht, como autor teatral, ha sabido dar oportunidades a la labor del
escenógrafo, no minimizando su cometido, sino, por el contrario, ofreciéndole
unas posibilidades enormes de creación; ha sido, indudablemente, el germen de
toda una teoría escenográfica que merece la mayor atención dentro del panorama
actual, tanto cultural como social.
La escenografía, tal como la entiende Brecht, es
la ciencia de hallar un espacio que convenga a cada texto teatral, cosa que
parece fácil cuando en realidad no es así.
A partir de Brecht se consideró como síntoma
de decadencia teatral el dar excesiva importancia a la escenografía plástica y
a la espectacularidad de la puesta en escena, cuando van en detrimento del
texto y de la voz, autenticas raíces del teatro, junto con la presencia humana.
La moderna escenografía viene a confirmar esta
opinión, aunque en un sentido positivo. El decorado neoclásico, que esconde
celosamente su tramoya y quiere aparecer "panorámicamente" como una
prolongación de la realidad, es algo totalmente inadecuado y, tal como se
practica hoy en día, es viejo y decadente.
(continuará)
ESTAS SON MIS FUENTES:
TRATADO DE ESCENOGRAFÍA – Francisco Nieva
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