martes, 22 de octubre de 2013

ESCENOGRAFÍA IV

EL TEATRO ROMANO

La influencia del teatro griego sobre el romano es muy grande, de manera que, prácticamente, es una continuación. Roma, desde el siglo II, construía sus teatros copiados del modelo griego, con una diferencia sustancial en su construcción: Grecia construye su graderío aprovechando una ladera y Roma construye el edificio completo.

En el año 55 antes de J. C., Pompeyo mandó edificar el primer teatro de piedra al aire libre, igual en todo, exceptuando el hecho de ser la escena de mayores dimensiones al modelo helénico.
Desde el año 135 antes de J. C., se usó un telón -el auleum- que, al dar comienzo la representación, descendía dentro de una cavidad situada delante del escenario.

Los coliseos reproducen el modelo del theatron griego, pero mejorado al aplicarle un rigor geométrico cuyas bases fueron minuciosamente analizadas por Vitrubio.

El hemiciclo es ahora una semicircunferencia que tiene por diámetro el borde exterior del proscenio, que es más largo, más ancho y menos elevado que el "logeion" helénico.

El muro de la escena, abierto por sólo tres puertas.

La orquesta -el coro ya no existe-, ha sido reducida a la mitad y está ocupada ahora por los imponentes sitiales de los senadores. Dos palcos (uno reservado al emperador y a los grandes personajes, y el otro, a la emperatriz y a las vestales) sobresalen en los dos extremos del proscenio. Los graderíos, ocupados por la plebe, están provistos de escalinatas; los vomitorios conducen a las galerías practicadas en el espesor del muro de cerramiento, magnífico también con sus adornos de columnatas y pilares esculpidos, con vestíbulos y pasadizos cubiertos, rodeados de jardines. Durante los días calurosos, un inmenso velum, hecho de tejido de lino, teñido a veces de púrpura, se extiende sobre el hemiciclo para proteger a los espectadores de los ardores del sol


Por lo demás, nada ha cambiado: tal como en Grecia, dos salientes limitan el proscenio por ambos lados; las construcciones que se levantan detrás del escenario sirven para alojar a los actores, facilitan sus entradas y salidas y se emplean como almacenes; se mantiene la misma concepción del decorado, y manejan idéntica maquinaria; los trajes para los intérpretes son similares, aunque en adelante éstos llevarán siempre la máscara.

En cambio, la parte ornamental se ha desarrollado en gran manera. El primer piso del escenario está revestido con fachadas de templos, palacios, columnas y estatuas; colgaduras suntuosas y muebles de marfil, oro y plata aparecen cubriendo el proscenio y el telón suele ir tapizado de figuras y de arabescos..

El teatro greco-romano nos llega sin el aparato escenográfico y nos emociona con la desnudez pura de la voz humana. A lo largo de los escritos de Aristóteles, comprobamos como éste vitupera a los malos trágicos que buscan la emoción de su público, no por medio del sentimiento o la fuerza de la expresión, sino por los trajes, las decoraciones o la escena. No es difícil ver en este vituperio una acusación de herejía en relación con el espíritu clásico, que establece como supremo valor teatral la Voz del personaje.

La escenografía, en este momento, forma más parte de la construcción que del decorado, más del entorno propio, de la delimitación espacial de donde se realiza la obra, que de la propia obra, pues la escenografía existente prácticamente es igual para todas las obras representadas.

La magnificencia de los coliseos, la ornamentación y su riqueza visual, es propia del mundo romano, donde el teatro se ha convertido en un espectáculo de masas, más que en una tradición culta y religiosa, tal y como la establecía la cultura helénica.

Es curiosa la evolución que tiene el arte del teatro, tal vez como todas las artes, pues nace de actos “involuntarios” del grupo social, de ritos, de costumbres que se pierden en la memoria, y de cómo se recopila, se modifica, se altera, para pasar de ser un acto litúrgico, a ser un acto lúdico, de la sobriedad de la fe, a la espectáculo circense.

(continuará)

ESTAS SON MIS FUENTES:


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