lunes, 6 de enero de 2014

ESCENOGRAFÍA VII


TEATRO EN EL RENACIMIENTO (1ª parte)

La profunda transformación humanista del Renacimiento italiano supone el final de una larga etapa en la que el hecho teatral estaba limitado a las representaciones de misterios religiosos o, en el caso del teatro no eclesial,  a las actuaciones al aire libre, comenzándose a construir los primeros teatros expresamente como locales para la representación y contemplación de obras teatrales. Informado por este mismo humanismo cultural, la temática de las obras variará lo que hará cambiar las exigencias escenográficas precisas para este nuevo teatro.

El escenario del teatro renacentista ya nada tiene que ver con lo anterior. Las obras del gusto del hombre mundano y erudito de la época son completamente distintas y requieren escenarios a su medida basados en el tipo de teatro clásico.

Un ejemplo característico es la sala que, en 1580, construyó Andrea Palladio para la Academia Olímpica de Vicenza. Reproduce fielmente los planos de Vitruvio, que habían servido ya para erigir muchos teatros de madera. La planta presenta un proscenio cuatro veces más largo que ancho, con decorados fijos a base de órdenes arquitectónicos superpuestos y provisto de cinco entradas, tres al fondo y dos laterales; anfiteatro semicircular de catorce gradas, coronado por un pórtico. entre el anfiteatro y el proscenio se hallaba la orquesta o espacio libre, a metro y medio por debajo del nivel del escenario. Una reducción a escala del teatro de Pompeyo.

Como queda dicho las obras teatrales poco tienen que ver con el teatro medieval, son más complejas y, por tanto, la escenografía también lo será.
Ante cada una de las entradas del proscenio se abría una especie de calle, bordeada de casas, de palacios y templos de madera pintada, imitando mármol. La puerta del lado izquierdo del foro descubría una especie de bosque.

Como se ve estamos ante un escenario compartimentado que busca, en lo posible, la precisión y el realismo tratando que todos los espacios representaran lo más fielmente posible la ubicación que se pretendía evocar. El teatro cubierto del Renacimiento se extendió rápidamente

Los elementos escenográficos alcanzaron bien pronto un lugar preponderante. Se multiplicaron las maquinarias y las mutaciones de escena; la preocupación por lo real se acentuaba cada vez más en los decorados, pintados según las leyes de la perspectiva lineal que, perfeccionados sin cesar, alcanzaron efectos sorprendentes.

Este nuevo escenario nos recuerdo el clásico con el proscenio y el scaenae frons . Constaba de dos partes, en primer lugar un plano horizontal, elevado del suelo poco más de un metro, donde actuaban los actores; el segundo plano iba inclinado y, a partir de un punto determinado, el suelo se elevaba al último término.

La decoración se montaba en esta tarima inclinada con edificios y campiñas vistos pronunciado escorzo, dando una sensación de alejamiento. El cerramiento final, situado delante del muro posterior de toda la construcción, era un telón pintado que dejaba a ambos lados un pasillo para entrada de actores. Todo ello con unas líneas de perspectiva que daban una sensación de realismo del paisaje en el cual se desarrollaba la acción

Precisamente fue esta perspectiva una de las grandes innovaciones de la escenografía del Renacimiento

(1.78) Los edificios de la escena  en un principio, se construyeron con gran solidez . Con el fin de animar este decorado, se hacían aparecer en el fondo figuras de adecuado tamaño, representando soldados pie o a caballo. La escena se iluminaba con arañas y candelabros y también se ponían detrás de los edificios, para que apareciese luz en las ventanas.

(continuará)

ESTAS SON MIS FUENTES:

TRATADO DE ESCENOGRAFÍA – Francisco Nieva



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